Se ha debatido intensamente en el Ecuador lo atípica e histórica que resultó esta elección presidencial, con dos actores políticos, de un universo de 16 candidatos presidenciales, concentrando el 88% de la votación nacional y separados por apenas 19.000 votos.
Detrás de ellos hay uno que, sin haber sacado semejante cantidad de votos, aparece como decisivo de cara a la segunda vuelta prevista para el domingo 13 de abril: Leonidas Iza Salazar.
El candidato de Pachakutik obtuvo 538.444 votos, equivalentes al 5,25% de la votación nacional. Si comparamos con el 44,17% de Daniel Noboa y el 43,97% de Luisa González, numéricamente el apoyo que recibió Iza no parece significativo, pero, en la práctica, este más de medio millón de votos podría decidir la suerte de los finalistas.
¿Cuál es la incidencia real de la votación de Iza? Si bien es cierto el candidato de Pachakutik no ganó en ninguna provincia, sí logró la victoria en varios cantones de la Sierra y Amazonía: Sigchos, Saquisilí y Pujilí (Cotopaxi); Colta, Guamote y Alausí (Chimborazo); Suscal (Cañar); y Yacuambi (Zamora Chinchipe).
En 2021, el entonces candidato por Pachakutik, Yaku Pérez ganó en 13 provincias: 7 de la Sierra y toda la región Amazónica. Pero, claro, aquellos comicios tuvieron particularidades muy distintas; tal vez la más importante, no se concentraron en solo 2 candidaturas, y eso es lo que hoy levanta expectativas en torno a la votación de Iza. Como se anotó, Noboa y González concentraron el 88% de la votación nacional; entre Iza y Andrea González sumaron casi el 8%, y el 4% restante se reparte entre 12 candidatos, ninguno de los cuales logró al 1%. Pero justamente esos votos, como calificó el politólogo Santiago Basabe, se podrían cotizar al menudeo para inclinar la balanza, y en este punto la postura del movimiento indígena resulta fundamental, aunque, al mismo tiempo abre varias interrogantes.
La principal: ¿estará dispuesto Pachakutik, la CONAIE y sus filiales a virar la página y limar asperezas con el correísmo?
Sabido es, y se ha recordado permanentemente en los procesos electorales desde 2017, la tirante relación entre Rafael Correa y el movimiento indígena, al punto de que el gobierno de la época llegó hasta a quitar la sede que ha utilizado por décadas la CONAIE en el norte de Quito, y que le había sido entregada en su momento mediante comodato.
Esto provocó que, por ejemplo, tanto en 2021, cuanto en 2023, el movimiento indígena se decante por el “nulo ideológico” en la segunda vuelta electoral, en lugar de respaldar a los finalistas del correísmo. Para 2025 en cambio, Iza ha dado muestras de acercamiento con la RC pues, aunque sin expresarlo directamente, ha adelantado que ni Noboa ni el voto nulo son opciones para esta elección.
Si es que hay apoyo al correísmo, ¿habrá por lo menos un consenso mínimo? Por ahora no está claro, pues hay sectores como el movimiento indígena de Chimborazo que descartaron cualquier posibilidad de una alianza con RC. La primera quincena de marzo es clave.