Esto es política, falta al menos un mes y medio, y la primera vuelta enseñó que nada está escrito: cualquier cosa puede suceder.
Ecuador vive un momento político inédito. Nunca antes hubo elecciones anticipadas por la denominada “muerte cruzada” … nunca antes, en 44 años de vida democrática, el país llegó a los comicios sin certeza sobre quienes iban a segunda vuelta… y nunca antes ocurrieron episodios que cambien radicalmente el curso de una campaña. Lo alertamos en nuestro Newsletter de agosto en que anticipamos la segunda vuelta y, posteriormente, en nuestro informe especial previo a la votación, registramos el crecimiento de 400% de Noboa. La data de la conversa digital fue analizada con precisión.
El asesinato de Fernando Villavicencio ha sido el punto más complejo de una escalada de violencia sin precedentes que se ha tomado la política. El crimen, 10 días antes de las elecciones, marcó un antes y un después. Quienes figuraban conopciones (Otto Sonnenholzner y Yaku Pérez) se desplomaron; Topic, que creció tras el crimen contra el alcalde de Manta, Agustín Intriago, parecía indetenible al balotaje, y el correísmo sufrió una arremetida brutal impulsada de quienes lo señalaron como corresponsable de la inseguridad.
Cuatro días después del crimen de Villavicencio, se rompió un axioma sostenido por los analistas políticos: “los debates no ponen presidentes”. Este, en particular, fue totalmente distinto al de El interés por mirarlo creció, quizá hasta por morbo, y catapultó a un actor no programado: Daniel Noboa Azín.
Sí, un candidato que no estaba en el radar de opinadores ni de medios, pero que (nos enteramos después) estaba ejecutando una agresiva presencia territorial, apoyado por su madre, Annabella, conocida por la labor a través de la Fundación Cruzada Nueva Humanidad, que acompañó las campañas de su esposo, Álvaro, quien en tres de sus cinco candidaturas estuvo cerca de llegar a lapresidencia. Y tampoco fue percibido que Noboa estaba sostenido también por una campaña digital de conversa con influencers que alcanzó millones de seguidores. Eso no pasó en el campo del Twitter que es donde se mueven analistas y actores políticos.
El pasado político de Noboa es reciente: asambleísta por Santa Elena en la Asamblea disuelta y presidente de una de las comisiones legislativas más importantes (Desarrollo Económico), no era precisamente mediático. Su perfil era relativamente bajo, como en buena parte de su campaña. Llega a la segunda vuelta con la nada despreciable cifra del 23% de los votos, 10% menos que Luisa González y 6% por encima de Christian Zurita, fiel escudero de Villavicencio que tomó la posta y capitalizó el voto–pésame para ubicarlo en un honrosísimo tercer lugar y como segundo bloque de la futura Asamblea.
Uno de los sellos de Noboa (porque no estaba en el radar) fue no confrontar, algo que parece estar perdiendo en sus primeras ejecutorias para segunda vuelta. Se ha declarado “izquierda”, pero no ha sido consistente con probar si, en realidad, tiene ideología. Es una incógnita. Lo que se ve es que ha comenzado a sumar apoyos: Topic, PSC, Construye y hasta una facción de la ID.
Al otro lado, el correísmo la tiene dura: enfrenta el fantasma de la segunda vuelta de 2021. La elección del 20 de agosto reafirmó el voto duro de la Revolución Ciudadana, insuficiente para ganar la elección. La lógica impone que se debe acercar a sectores progresistas y de centro hacia la izquierda, pero no es sencillo: arrastra la confrontación del gobierno de Correa con indígenas, sindicatos, el magisterio representado en la UNE, los partidos de la tendencia. La CONAIE es un enigma frente a la segunda vuelta, pero está claro que la dirigencia prorrogada de Pachakutik y el propio Yaku no apoyarán a Luisa González.