- Sector exportador: La devaluación constante y sostenida del dólar vislumbra una ventaja comparativa y continuará consolidándose la dolarización, inmune a los gobiernos de turno. Va en beneficio del tradicional sector primario exportador, con sereno optimismo: minería, camarón, banano y petróleo, sin que debilite en absoluto el ingreso de divisas/migrantes (y su incidencia en el consumo y comercio).
- Industria y la manufactura: Tienen un futuro incierto condicionado al TLC con China, en manos de la próxima Asamblea Nacional e incidencia directa en la balanza de pagos. Este y el reto de instrumentalizar la incorporación de la banca internacional en Ecuador son dos desafíos vitales para sincerar comportamientos del sistema financiero y el contingente de abrirse al mercado depredador más grande del mundo.
- Contratación pública: Tras 6 años, la participación del PIB del sector público (seguridad, infraestructura y salud) dinamizará nuevamente la construcción y bienes y servicios asociados, bajo una contratación pública flexible (régimen especial por emergencia) y un fuerte impulso, particularmente para los Gobiernos Autónomos Descentralizados, a una figura cada vez menos destrabada, luego de años, vía PPP (Public Public Partnership & PublicPrivate Partinership) a escala nacional e internacional, modalidad contractual que tenderá a evitar un incremento de la relación Deuda/PIB y, sobre todo, atraerá la participación del actor privado.
La participación del sector público -actor determinante en la economía ecuatoriana- con una política fiscal menos Ortodoxa, Conservadora y Prudente (OCP) con cualquier actor del nuevo gobierno dinamizará el empleo por vía de la obra pública. Dependiendo del gobierno que llegue al poder, la aportación al PIB puede ser de +1%, y si demuestra la capacidad de la que se jacta, un aporte de hasta 2%. Esto último, si obliga nuevamente una metodología de eje ejecución contractual en infraestructura 24/7 los 365 días de 2024 para lo cual el sector privado ya demostró capacidad a escala nacional y de empresas públicas y privadas internacionales en alianzas con el sector privado, demostrando sinergia.
El gobierno de Guillermo Lasso decidió irse por voluntad propia y morirá convencido que una política fiscal restrictiva OCP es el camino correcto. Su miedo fue mayor. El sector privado ecuatoriano desde hace más de veinte años aprendió a ser inmune a la externalidad política y viene demostrando una capacidad singular de generación de valor agregado por sacar adelante al país.