Trump 2.0 ¿Oportunidad o amenaza para el Ecuador en el nuevo orden económico mundial?

En el ámbito comercial, Trump ha demostrado preferencia por estrategias proteccionistas que dificultan los tratados de libre comercio multilaterales.

Para Ecuador, que depende en gran medida de Estados Unidos como su principal socio comercial, podría implicar un entorno menos favorable para consolidar acuerdos comerciales amplios.

No obstante, el contexto también abre una ventana para negociaciones bilaterales que prioricen productos estratégicos como el banano, el camarón y el cacao.
Es esencial que cualquier acuerdo comercial contemple principios de sostenibilidad, justicia laboral y protección ambiental.

Otro eje central de la política económica de Trump es la reorganización de las cadenas de suministro. Para reducir la dependencia de China, Estados Unidos está impulsando estrategias como el nearshoring y el friendly shoring, en busca de socios comerciales confiables más cercanos geográfica o políticamente.

Es una oportunidad significativa para Ecuador, que podría posicionarse como un proveedor estratégico en sectores clave. Sin embargo, para aprovechar esta tendencia, se requieren inversiones urgentes en infraestructura, mejoras en la conectividad logística y una estabilidad jurídica que brinde confianza a los inversores extranjeros.

En paralelo, las políticas migratorias de Trump, que ya mostraron un endurecimiento considerable durante su mandato anterior, podrían profundizarse. Esto afectaría directamente a los migrantes ecuatorianos en Estados Unidos, muchos de los cuales son fuente clave de remesas para sus familias en el país.

Este flujo económico es vital para la economía nacional y su posible reducción plantea la necesidad de estrategias internas que fomenten la generación de empleo de calidad y oportunidades locales, especialmente para jóvenes y comunidades rurales que suelen depender más de estas remesas.

El sector energético también enfrentaría un impacto significativo. Con el lema “drill baby drill”, Trump apuesta por una mayor producción de petróleo y gas en Estados Unidos, lo que podría aumentar la competencia en el mercado energético internacional y presionar a la baja los precios del crudo.

Para Ecuador, cuya economía sigue siendo dependiente de las exportaciones petroleras, esta política podría significar ingresos reducidos en un contexto de alta vulnerabilidad fiscal. En respuesta, el país debería acelerar su transición hacia una matriz productiva más diversificada, potenciando industrias como el turismo sostenible, la tecnología y la exportación de productos agrícolas con valor agregado.

En términos más amplios, el regreso de Trump podría reforzar tendencias globales de fortalecimiento del dólar y la reconfiguración de alianzas comerciales estratégicas

Para Ecuador, un dólar más fuerte encarece sus exportaciones y afecta su competitividad, lo que exige un enfoque inteligente para fortalecer la productividad local y buscar alternativas en mercados intra latinoamericanos.

Desde enero, en que ocurre la posesión de Trump para su nuevo mandato, Ecuador deberá repensar su lugar en la economía mundial y actuar con rapidez y estrategia.

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