- Ambientes altamente polarizados: La fuerte división política puede hacer que los ciudadanos oculten sus verdaderas preferencias o que los indecisos cambien de postura en los últimos días, generando resultados inesperados.
- Desconfianza en las encuestadoras: Los constantes errores en elecciones pasadas han erosionado la credibilidad de las encuestas, lo que lleva a que algunos votantes eviten participar o respondan con la verdad
- Efecto “espiral del silencio”: En contextos polarizados, los encuestados pueden modificar sus respuestas para alinearse con lo que consideran la “opinión dominante” o evitar represalias sociales.
¿Y LOS EFECTOS?
Lo que generan estas imprecisiones de empresas que posicionan trabajar con data y de manera técnica se alinea en tres grandes temas:
- Desinformación del electorado: Resultados inexactos pueden inducir percepciones equivocadas sobre la tendencia electoral, influenciando el voto.
- Deslegitimación del proceso electoral: La ausencia de confianza en las encuestas genera sospechas sobre manipulación de la opinión pública y resta credibilidad a las instituciones que dependen de estos estudios.
- Impacto en la participación: Algunos votantes podrían abstenerse de sufragar al percibir que los resultados ya están definidos, mientras que otros podrían movilizarse más si ven a su candidato en desventaja.
PARA DAR FIABILIDAD DE LAS ENCUESTAS
Siempre en el carril de que los errores no fueron malintencionados, es hora de:
- Modernización metodológica: Las encuestadoras deberán revisar las técnicas y adoptar otras que reflejen el comportamiento electoral en la era digital, como el análisis de datos en tiempo real y la inclusión de encuestas en redes sociales, que, por supuesto, tienen otro tipo de márgenes de error y de segmentación.
- Mayor transparencia: Publicar detalladamente los criterios de muestreo, márgenes de error y posibles sesgos ayudaría a recuperar la confianza pública.
- Educación mediática: Fomentar el pensamiento crítico en la ciudadanía para que comprendan que las encuestas son una herramienta indicativa, no un pronóstico definitivo. Es, como lo dicen los expertos, una fotografía del momento que es un insumo para diseñar estrategias.
- Regulación de encuestas electorales: Quizás es momento de auditorías y de implementar normativas que exijan mayor rigurosidad y supervisión sobre la calidad de los estudios de opinión en períodos electorales.
Según el Banco Mundial, la digitalización de procesos estatales podría reducir hasta un 20% de costos burocráticos en países de ingresos medios, liberan do recursos para políticas sociales e inversión pública. Además, una encuesta del Foro Económico Mundial estima que más de 60 gobiernos alrededor del planeta ya están implementando sistemas de IA para análisis de Big Data, identificación de fraudes y planificación urbana. Estas cifras revelan que los Estados comienzan a adoptar soluciones tecnológicas -o se arriesgan a quedar rezagados-.
En Estados Unidos, la propuesta de DOGE busca simplificar la actuación del Estado, recortando trámites e intermediarios, con el cálculo de ahorrar hasta 200 mil millones de dólares en gastos administrativos durante la próxima década. Por otra parte, corporaciones como Palantir AI -liderada por Alex Karp- han mostrado cómo la analítica avanzada puede elevar la eficiencia de las instituciones en áreas como defensa, salud pública o gestión de emergencias.
Karp sostiene que la “política del péndulo” se diluye bajo este escenario: la izquierda que no asuma la transparencia, la innovación y la eficiencia puede perder relevancia histórica, porque la nueva tecnología no espera a que se muevan viejas ideologías.
Las democracias que quieran mantener legitimidad deben adaptarse a estos cambios. De acuerdo con un estudio de McKinsey Global Institute, la IA aplicada a la administración pública podría acelerar hasta en un 40% la resolución de expedientes y aumentar la satisfacción ciudadana en servicios esenciales.
Pero esto exige políticas claras en protección de datos, supervisión ética y un equilibrio entre eficiencia y equidad. La equidad, entendida como la aspiración de la izquierda, no puede ignorar que la transparencia en la gestión y la reducción de la burocracia favorecen también a quienes más padecen la lentitud de los aparatos estatales.
El futuro de la administración pública pasa por la innovación, la mejora continua y la apertura de datos. Implementar estas herramientas con rigor técnico y sentido social permite construir instituciones más resistentes, cercanas y útiles para la mayoría.
Es un momento histórico en el que los gobiernos no pueden refugiarse en la dinámica pendular de ayer; la Inteligencia Artificial está desplazando los ejes del poder y, con ello, redefiniendo la política a un ritmo sin precedentes.
En el siglo XXI, la estabilidad ya no proviene del vaivén ideológico, sino de la capacidad de cada país para adoptar la IA de manera responsable, efectiva y justa. Ese es el nuevo desafío global. Quedarse inmóvil o aferrarse a las lógicas del péndulo equivaldría a pasar de largo ante una transformación que, guste o no, se mueve sin pausa. La izquierda y la derecha que no comprendan esta realidad corren el riesgo de perder su sitio en la historia.
Se ha debatido intensamente en el Ecuador lo atípica e histórica que resultó esta elección presidencial, con dos actores políticos, de un universo de 16 candidatos presidenciales, concentrando el 88% de la votación nacional y separados por apenas 19.000 votos.
Detrás de ellos hay uno que, sin haber sacado semejante cantidad de votos, aparece como decisivo de cara a la segunda vuelta prevista para el domingo 13 de abril: Leonidas Iza Salazar.
El candidato de Pachakutik obtuvo 538.444 votos, equivalentes al 5,25% de la votación nacional. Si comparamos con el 44,17% de Daniel Noboa y el 43,97% de Luisa González, numéricamente el apoyo que recibió Iza no parece significativo, pero, en la práctica, este más de medio millón de votos podría decidir la suerte de los finalistas.
¿Cuál es la incidencia real de la votación de Iza? Si bien es cierto el candidato de Pachakutik no ganó en ninguna provincia, sí logró la victoria en varios cantones de la Sierra y Amazonía: Sigchos, Saquisilí y Pujilí (Cotopaxi); Colta, Guamote y Alausí (Chimborazo); Suscal (Cañar); y Yacuambi (Zamora Chinchipe).
En 2021, el entonces candidato por Pachakutik, Yaku Pérez ganó en 13 provincias: 7 de la Sierra y toda la región Amazónica. Pero, claro, aquellos comicios tuvieron particularidades muy distintas; tal vez la más importante, no se concentraron en solo 2 candidaturas, y eso es lo que hoy levanta expectativas en torno a la votación de Iza. Como se anotó, Noboa y González concentraron el 88% de la votación nacional; entre Iza y Andrea González sumaron casi el 8%, y el 4% restante se reparte entre 12 candidatos, ninguno de los cuales logró al 1%. Pero justamente esos votos, como calificó el politólogo Santiago Basabe, se podrían cotizar al menudeo para inclinar la balanza, y en este punto la postura del movimiento indígena resulta fundamental, aunque, al mismo tiempo abre varias interrogantes.
La principal: ¿estará dispuesto Pachakutik, la CONAIE y sus filiales a virar la página y limar asperezas con el correísmo?
Sabido es, y se ha recordado permanentemente en los procesos electorales desde 2017, la tirante relación entre Rafael Correa y el movimiento indígena, al punto de que el gobierno de la época llegó hasta a quitar la sede que ha utilizado por décadas la CONAIE en el norte de Quito, y que le había sido entregada en su momento mediante comodato.
Esto provocó que, por ejemplo, tanto en 2021, cuanto en 2023, el movimiento indígena se decante por el “nulo ideológico” en la segunda vuelta electoral, en lugar de respaldar a los finalistas del correísmo. Para 2025 en cambio, Iza ha dado muestras de acercamiento con la RC pues, aunque sin expresarlo directamente, ha adelantado que ni Noboa ni el voto nulo son opciones para esta elección.
Si es que hay apoyo al correísmo, ¿habrá por lo menos un consenso mínimo? Por ahora no está claro, pues hay sectores como el movimiento indígena de Chimborazo que descartaron cualquier posibilidad de una alianza con RC. La primera quincena de marzo es clave.
La astronauta Christina Koch batió el récord del vuelo espacial más largo realizado por una mujer, con 328 días en órbita. En Ecuador, María José Andrade maneja un montacargas en puertos industriales, y otras, como Rosa López, conducen buses de transporte público en Quito, desafiando estereotipos en profesiones tradicionalmente ocupadas por hombres. Estas historias de éxito inspiran y evidencian el lento -pero constante avance- hacia la equidad.
Sin embargo, la presencia de mujeres en estos espacios no es suficiente. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), solo el 37% de los cargos directivos en Ecuador están ocupados por mujeres. En el sector académico, aunque las mujeres representan el 45% del cuerpo docente, su participación en posiciones de liderazgo es inferior al 30%.
Esta subrepresentación se refleja en la política: apenas el 22% de los escaños parlamentarios están en manos femeninas, pero en cambio Ecuador es el segundo país sudamericano con equidad de género en su gabinete ministerial.
A escala global, los desafíos son aún más evidentes. ONU Mujeres advierte que, al ritmo actual, la igualdad de género en el ámbito laboral no se alcanzará hasta dentro de 136 años. La brecha salarial entre hombres y mujeres permanece en un 20% y afecta principalmente a quienes trabajan en sectores informales y de bajos ingresos.
Sin embargo, hay motivos para la esperanza. Empresas que promueven la diversidad de género tienen un 25% más de probabilidades de obtener una rentabilidad superior, según un informe de McKinsey.
Programas públicos enfocados en el empoderamiento femenino están generando cambios tangibles, y el trabajo de las organizaciones sociales sigue siendo vital para cerrar brechas y crear oportunidades.
El Mes de la Mujer es más que una celebración: es una plataforma para visibilizar logros y desafíos. Como dijo Phumzile Mlambo-Ngcuka, exdirectora ejecutiva de ONU Mujeres: “éa igualdad de género es más que un objetivo en
sí mismo. Es una condición previa para enfrentar el desafío de reducir la pobreza, promover el desarrollo sostenible y construir un buen gobierno”.
Mientras historias como las de las mujeres astronautas, conductoras y operadoras de maquinaria pesada sigan sorprendiéndonos, sabremos que la igualdad aún es una meta pendiente. Por eso, este nuevo marzo es momento de actuar.
Con más de 17 años de experiencia en América Latina y otras regiones del mundo, EpC ha desarrollado programas que empoderan a niñas, niños y adolescentes para convertirse en agentes de cambio.
Nuestros esfuerzos se centran en reconocer los grandes retos globales y actuar para construir un mundo más sostenible. Hasta la fecha, hemos impactado a más de 2 millones de niñas, niños, docentes y familias a través de nuestros programas educativos.
METODOLOGÍA Y PROGRAMAS
Nuestros programas se fundamentan en una metodología lúdica que combina el juego, la reflexión y la acción. Esta metodología promueve entornos que fomentan la empatía, el juego limpio, el trabajo en equipo, la igualdad de género y el desarrollo sostenible. Un ejemplo destacado es el Programa Recreativo, Formativo y de Salud Mental en la parroquia Los Encuentros, en Zamora Chinchipe, Ecuador. Este programa, implementado en colaboración con Lundin Gold, Newmont y el GAD Parroquial de Los Encuentros, ha atendido a más de 600 pacientes de todas las edades, fortaleciendo habilidades socioemocionales y ofreciendo alternativas deportivas y culturales a más de 400 participantes.
ALIANZAS ESTRATÉGICAS PARA UNA INVERSIÓN SOCIAL EFICAZ
Creemos firmemente que la inversión social efectiva es aquella que empodera a las comunidades para liderar su propio desarrollo.
Trabajamos en conjunto con empresas y comunidades para diseñar programas sostenibles, sistémicos y de alto impacto, promoviendo el bienestar integral a través del poder del juego. Nuestra experiencia nos ha enseñado que, cuando el sector privado, el sector público y la comunidad colaboran estrechamente, los resultados son más efectivos y sostenibles.
Educación para Compartir se dedica a formar ciudadanos globales comprometidos desde la niñez, utilizando metodologías innovadoras basadas en el juego y estableciendo alianzas estratégicas que promuevan un desarrollo sostenible y autónomo en las comunidades donde operamos.
TETHER Y LA DOLARIZACIÓN DIGITAL EN EL SALVADOR
Tether, conocida por emitir la stablecoin USDT, anunció en enero de 2025 su intención de trasladar su sede y filiales a El Salvador. Esta decisión se produjo después de que la empresa obtuviera una licencia local para operar como proveedor de servicios de activos digitales y emisor de stablecoins. Paolo Ardoino, CEO de Tether, destacó que esta medida es una progresión natural para la compañía, permitiéndole establecer un nuevo hogar en un entorno regulatorio favorable.
A diferencia de Bitcoin, cuyo precio es volátil, las stablecoins están diseñadas para mantener una paridad 1:1 con monedas fiduciarias, en este caso, el dólar estadounidense. En el caso de USDT, su valor está respaldado por una combinación de bonos del Tesoro de EE.UU., reservas en efectivo y otros activos financieros. Esto ha hecho que USDT se convierta en una herramienta clave en economías con alta inflación y restricciones cambiarias, como ocurre en Venezuela, Argentina y, ahora, El Salvador.
La llegada de Tether al país también podría suponer una alternativa a la intermediación bancaria tradicional. Los ciudadanos salvadoreños pueden utilizar USDT para realizar pagos sin necesidad de depender de bancos o de las remesas tradicionales, que suelen implicar altas comisiones. De hecho, más del 60% de las transferencias de criptomonedas en América Latina ya se realizan en stablecoins, lo que indica una adopción creciente de estos activos como sustituto digital del dólar
STABLECOINS:
¿EL FUTURO DE LA DOLARIZACIÓN EN AMÉRICA LATINA?
Las stablecoins como USDT o USDC están transformando la manera en que los latinoamericanos acceden a dólares. Países con crisis económicas recurrentes, controles de cambio o inflación descontrolada encuentran en estas criptomonedas una forma de resguardar el valor de su dinero sin depender de la infraestructura bancaria tradicional.
Argentina es un caso paradigmático: mientras el gobierno busca avanzar en una dolarización formal, los ciudadanos ya han optado por una dolarización digital de facto. USDT y USDC son los activos más transaccionados en el país, utilizados tanto para ahorro como para comercio. Un fenómeno similar ocurre en Venezuela, donde cerca del 40% de las transacciones digitales en el país ya involucran stablecoins.
Este fenómeno plantea una pregunta crucial: ¿se puede dolarizar una economía sin una decisión oficial del gobierno? En la práctica, esto ya está ocurriendo. La creciente adopción de stablecoins indica que las economías latinoamericanas pueden volverse cada vez más dependientes del dólar digital sin necesidad de adoptar formalmente el billete verde como moneda oficial.
ESTADOS UNIDOS Y EL CONTROL DEL DÓLAR DIGITAL
A pesar del crecimiento de las stablecoins, Estados Unidos no está dispuesto a perder el control de su moneda en el mundo digital. La Reserva Federal y el Congreso estadounidense han intensificado los esfuerzos para regular empresas como Tether, exigiendo que los emisores de stablecoins cumplan con auditorías, reservas transparentes y regulación bancaria.
Paradójicamente, mientras EE. UU. intenta restringir algunas criptomonedas, las stablecoins fortalecen el dominio del dólar en el ecosistema digital. Un informe del Departamento del Tesoro reveló que más del 80% de las transacciones en criptomonedas se realizan en pares de stablecoins vinculadas al dólar, lo que refuerza su influencia en la economía global.
Sin embargo, si EE. UU. endurece demasiado las regulaciones, los emisores de stablecoins podrían optar por operar fuera de su jurisdicción, como está haciendo Tether al trasladarse a El Salvador. Este tipo de maniobras evidencian un desafío regulatorio sin precedentes: si el dólar digital crece fuera del control de la Reserva Federal, ¿seguirá siendo un activo estratégico para EE. UU. o se convertirá en un fenómeno incontrolable?
¿AMÉRICA LATINA ADOPTARÁ EL DÓLAR DIGITAL?
Las stablecoins han abierto la puerta a una nueva forma de dolarización en América Latina. A diferencia de los procesos históricos de dolarización, impulsados por crisis económicas y decisiones gubernamentales, esta transformación es impulsada por la tecnología y la demanda del mercado.
Países con economías inestables ya están migrando a un sistema financiero paralelo basado en dólares digitales, sin esperar la autorización de sus gobiernos.
El caso de El Salvador y la llegada de Tether marcan un precedente. Si la tendencia continúa, América Latina podría digitalizar su acceso al dólar antes de que los propios bancos centrales tomen una decisión al respecto. La pregunta no es si esto ocurrirá, sino cuándo y bajo qué regulaciones.
Fuentes:
Reuters. “El Salvador atrae a Tether mientras flexibiliza su regulación cripto.” Reuters, 10 de febrero de 2025.
Bloomberg. “Stablecoins y la dolarización digital en América Latina.” Bloomberg, 5 de febrero de 2025.
The New York Times. “Estados Unidos busca regular las stablecoins ante su creciente uso global.” The New York Times, 15 de febrero de 2025.
Financial Times. “Tether y su expansión en mercados emergentes: ¿un riesgo o una oportunidad?” Financial Times, 8 de febrero de 2025.