Países como Brasil, Colombia, y Chile han experimentado un giro hacia el progresismo en los últimos años, con agendas enfocadas en justicia social, equidad de género y medioambiente, mientras que otros, como Cuba y Venezuela, mantienen regímenes de izquierda de larga data, aunque con mayor centralización del poder.
Por otro lado, los gobiernos de derecha, representados en Argentina, Ecuador, y Paraguay, tienden a priorizar políticas de mercado y relaciones más estrechas con actores económicos internacionales.
La posición de El Salvador en el centro lo convierte en un caso particular, con un enfoque híbrido que combina autoritarismo y pragmatismo económico. En general, esta configuración ideológica subraya la diversidad política de la región y su constante dinamismo, con movimientos que oscilan entre demandas de cambio estructural y la defensa del statu quo.