Las perspectivas económicas a escala global del Banco Mundial (BM) están reflejando a 2024 como el quinto año consecutivo con el menor crecimiento PIB de los últimos 30 años, ubicándose en <3%.
Si bien el riesgo de una recesión mundial en 2024 ha disminuido, las tensiones geopolíticas, en el corto plazo, reflejan un peligro inminente. A mediano plazo las perspectivas del BM no ven una luz debido a la desaceleración, ralentización en el comercio global y condiciones de financiamiento con mayores trabas.
Las oportunidades de la presente década se perciben como desperdiciadas si el rumbo no se encausa al camino correcto. El camino correcto, a criterio del organismo está encaminado en dos prioridades:
i) Desafío de la Inversión Pública
ii) Política Fiscal Progresiva
La primera está por considerar como un objetivo clave, abordar el cambio climático y la crisis alimentaria, acompañado de paquete de políticas de gran magnitud.La segunda es un híbrido de experiencias de 35 países desarrollados y 69 economías en desarrollo acumulada durante las últimas 7 décadas.
La experiencia concluye que los países en desarrollo cuando aceleran el crecimiento de la inversión per cápita >=4% durante >=6 años, el ritmo de convergencia con los niveles de ingreso de países desarrollados se acelera, disminuye la tasa de pobreza de manera acelerada y el crecimiento de la productividad se multiplica por 4. De igual manera, la inflación cae, las posiciones fiscales y externas mejoran y el acceso de personas a internet se amplía rápidamente.
Para impulsar este máximo, las economías en desarrollo han de implementar paquetes de políticas integrales destinados a mejorar los marcos fiscales (gasto público disciplinado) y monetarios, expandir el comercio entre fronteras y los lujos financieros, mejorar el clima para la inversión, y fortalecer la institucionalidad pública.