Lamento confirmarles que las encuestas no adivinan el futuro, así que no esperen que predigan quién será el próximo presidente o presidenta. Las encuestas electorales sirven como herramienta de investigación para que ciudadanos y especialistas tengan insumos para comprender el comportamiento electoral y para que equipos de campaña diseñen estrategias para ganar. Pero gran cantidad de información en redes sociales, en medios y en chismes de WhatsApp generan una loca “batalla” de encuestas en época electoral. Saber cuáles son confiables evita confusiones, malas interpretaciones y trampas. Miden el comportamiento de la opinión pública en el momento en que se aplica. Según Jaime Durán Barba (de quien escuché y aprendí esto hace más de veinte años), son una fotografía del momento para entender y comprender percepciones que forman opiniones, expectativas e intenciones del electorado. Con ellas se puede diseñar estrategias de campaña (y tácticas) para mover la intención de voto. No son estáticas, buscan incidir en el electorado para que vote por nosotros y lograrlo, por lo que el monitoreo es permanente. Querer adivinar o saber por anticipado quién ganará es una ansiedad propia de medios de comunicación. Y la contagian a parte de los ciudadanos por un lado y por otro, a equipos de campaña sin profesionalismo que se dejan llevar por rumores.
No. Lo pueden ser las personas. Mentiroso es quien difunde información falsa. Son las que llamo “fakepolls” que abundan en época electoral, sobre todo en plataformas digitales. Y como fake, hay que rechazarlas. No pierdan un segundo ni un mega en ellas.
Protéjanse con estos 7 tips:
1. Revisen la Ficha Técnica: nos dirá a quién, cuándo, dónde y cómo se encuestó. Si no la tiene, deséchenla
2. No son comparables ni son lo mismo una encuesta cara a cara (o de tierra), una digital (vía internet) o una telefónica (vía call center). El universo al que acceden difiere en tamaño y características. Una en tierra tiene como universo a todo el electorado; La digital, al que tiene y usa internet, y con datos verificables; la telefónica al que tiene teléfono dentro de una base de datos confiable.
3. No es lo mismo ni son comparables los resultados de una encuesta con dominio o validez estadística nacional que una hecha en un par de ciudades.
4. Con el margen de error estadístico se identifican bandas de error, es decir el rango en que un porcentaje puede variar.
5. Con el margen de error estadístico se identifican bandas de error, es decir el rango en que un porcentaje puede variar.
6. No comparen encuestas con diferentes fechas de aplicación, metodologías y muestra. Y ¡no promedien resultados de esas encuestas!.
7. En las mediciones electorales, la intención de voto varía con el tiempo y las acciones de las campañas, por eso el resultado final, el oficial, no necesariamente coincidirá con las cifras de una encuesta de días o semanas antes de la elección.
Las encuestas no mienten ni se equivocan: se equivocan quienes las hacen. Las encuestas no “han muerto” ni han dejado de tener validez importancia. Son información delicada y tratarlas así puede mejorar la calidad de nuestra democracia.
Si solo fuera de sumar y promediar…
Tome estas cifras considerando que no todas las encuestadoras están registradas ante el CNE, las encuestas no están realizadas en la misma fecha, no aplican la misma modalidad ni el mismo universo.