La astronauta Christina Koch batió el récord del vuelo espacial más largo realizado por una mujer, con 328 días en órbita. En Ecuador, María José Andrade maneja un montacargas en puertos industriales, y otras, como Rosa López, conducen buses de transporte público en Quito, desafiando estereotipos en profesiones tradicionalmente ocupadas por hombres. Estas historias de éxito inspiran y evidencian el lento -pero constante avance- hacia la equidad.
Sin embargo, la presencia de mujeres en estos espacios no es suficiente. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), solo el 37% de los cargos directivos en Ecuador están ocupados por mujeres. En el sector académico, aunque las mujeres representan el 45% del cuerpo docente, su participación en posiciones de liderazgo es inferior al 30%.
Esta subrepresentación se refleja en la política: apenas el 22% de los escaños parlamentarios están en manos femeninas, pero en cambio Ecuador es el segundo país sudamericano con equidad de género en su gabinete ministerial.
A escala global, los desafíos son aún más evidentes. ONU Mujeres advierte que, al ritmo actual, la igualdad de género en el ámbito laboral no se alcanzará hasta dentro de 136 años. La brecha salarial entre hombres y mujeres permanece en un 20% y afecta principalmente a quienes trabajan en sectores informales y de bajos ingresos.
Sin embargo, hay motivos para la esperanza. Empresas que promueven la diversidad de género tienen un 25% más de probabilidades de obtener una rentabilidad superior, según un informe de McKinsey.
Programas públicos enfocados en el empoderamiento femenino están generando cambios tangibles, y el trabajo de las organizaciones sociales sigue siendo vital para cerrar brechas y crear oportunidades.
El Mes de la Mujer es más que una celebración: es una plataforma para visibilizar logros y desafíos. Como dijo Phumzile Mlambo-Ngcuka, exdirectora ejecutiva de ONU Mujeres: “éa igualdad de género es más que un objetivo en
sí mismo. Es una condición previa para enfrentar el desafío de reducir la pobreza, promover el desarrollo sostenible y construir un buen gobierno”.
Mientras historias como las de las mujeres astronautas, conductoras y operadoras de maquinaria pesada sigan sorprendiéndonos, sabremos que la igualdad aún es una meta pendiente. Por eso, este nuevo marzo es momento de actuar.