El censo es más que un simple conteo, son los datos que permitirán al Ecuador definir su hoja de ruta por 10 años. Un censo mal hecho puede condenar al país al fracaso. El censo presentado la semana pasada debe ser auditado sin injerencia del INEC.
El censo se realizó con un nuevo método, con falta de recursos, en medio de una pandemia y una crisis de violencia. Estos factores sin duda afectaron la calidad de la información obtenida. Cuando los relatos matan a los datos, el país está condenado al fracaso.
La calidad de los datos del censo afecta la asignación de recursos, por lo que es crucial asegurarse de que los resultados reflejen la realidad nacional de la forma más exacta posible.
Los datos precisos del censo son vitales para que las empresas tomen decisiones informadas. Asegurar su confiabilidad es fundamental para fomentar el crecimiento económico.
Las políticas de vivienda y las decisiones de planificación urbana dependen de los datos precisos del censo. Aseguremos que los resultados
sean correctos.
Las políticas educativas deben reflejar la realidad capturada por el censo. Un debate sólido puede ayudar a definir el camino correcto a seguir.
En tiempos de crisis climática, como desastres, los datos del censo en los que confiamos deben ser confiables. Examinemos y mejoremos su precisión.
Las organizaciones comunitarias dependen de datos precisos del censo para dirigir su apoyo. Aseguremos que reflejen las necesidades de
nuestras comunidades.
La representación justa en el gobierno es un objetivo fundamental. El debate en torno a los resultados del censo resalta la importancia de contar con datos precisos.
En un Ecuador posterior al censo, la discusión pública y el escrutinio de los resultados son vitales. Juntos, podemos asegurar la calidad de estos valiosos datos.